La problemática ambiental y económica de las políticas actuales de abastecimiento de agua para la protección contra incendios en nuestras ciudades es de gran magnitud. Con el almacenamiento innecesario de grandes cantidades de agua potable y la instalación y mantenimiento de equipos de bombeo costosos, los recursos se agotan sin garantía de uso eficiente.

 

Una solución a este desperdicio podría ser la creación de redes públicas de agua para la protección contra incendios, con un gran tanque de almacenamiento y una sola bomba capaz de abastecer diversas instalaciones en toda la ciudad. Este proyecto sería autosostenible, pues los costos para los propietarios se reducirían tanto en la construcción como en el mantenimiento de este sistema unificado de bombeo.

 

La eficiencia de las redes públicas en los sistemas contra incendios se hace evidente cuando consideramos la premisa: "es preferible tener un sistema bien mantenido que cientos mal mantenidos". En lugar de dispersar recursos en numerosos sistemas individuales, podemos usarlos de manera más efectiva a través de una red unificada.

 

En comparación con Estados Unidos, donde los sistemas de protección contra incendios son comunes y exigidos en una variedad de ocupaciones, Latinoamérica se queda corta en términos de normativas y autoridades reguladoras en este ámbito. Sin embargo, la implementación de redes públicas de abastecimiento de agua para los sistemas de protección de incendios se ha mostrado como una solución confiable.

 

A pesar de que la idea de redes públicas que suministren agua contra incendios a menudo se percibe como "un beneficio para pocos", parques industriales grandes han adoptado este modelo, creando redes comunes que proveen a múltiples empresas. Esta infraestructura compartida minimiza las fallas de los equipos de suministro y reduce los costos asociados al equipo de bombeo, uno de los aspectos más caros de cualquier sistema de protección contra incendios a base de agua.

 

La instalación de redes públicas de agua contra incendios es conveniente desde cualquier punto de vista que se considere: medioambiental, financiero, efectividad, accesibilidad, y operatividad. Lamentablemente, nuestras ciudades han crecido sin la debida planificación, descuidando soluciones de largo plazo que podrían beneficiar a la mayoría.